Investigador de la Universidad Católica del Maule junto a expertos de otras instituciones, participarán en el Crucero CIMAR 25 del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile, año 2019.
Aunque parezca increíble, eventos tan lejanos en el tiempo y en distancia geográfica, tales como como el desastre de Chernóbil en la central nuclear Vladimir Ilich Lenin al norte de Ucrania en 1986 o el accidente nuclear de Fukushima en Japón el 2011, quedan registrados en los sedimentos marinos de todo el mundo y también en los sedimentos presentes a los largo de las costas de Chile., es uno de los focos de investigación sobre el cual indaga el Ecólogo Marino e investigador de la Universidad Católica del Maule, Dr. Alexis Castillo Bruna.
El 23 de septiembre, el grupo de investigadores liderados por el Dr. Javier Díaz-Ochoa de la U. de Magallanes, la Dra. Lorena Rebolledo del Instituto Antártico Chileno (INACH), el Dr. Jorge Valdés de la U. de Antofagasta, la Dr(c) María Angélica Godoi de la U. de Magallanes, y el Dr. Alexis Castillo B de la UCM, se embarcarán desde Valparaíso en el crucero CIMAR 25 fiordos, que organiza el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile.
El estudio tiene por objetivo principal realizar una caracterizarán de los ambientes sedimentarios del extremo sur de la Patagonia chilena y cuantificarán una serie de indicadores geoquímicos (elementos traza, componentes orgánicos, microfauna bentónica, etc) que permitirán establecer posibles relaciones entre la dinámica sedimentaria y los impactos naturales (cambio climático, ciclo hidrológico, deshielos, etc) y antrópicos (asentamientos humanos, acuicultura intensiva, etc) sobre los ecosistemasel ecosistema de fiordos y canales australes de Chile, expedición que les tomará entre 20 y 40 días dependiendo de las condiciones climáticas.
“En términos científicos, este vendría siendo la primera propuesta que busca identificar señales de cambios en la producción biológica en la columna de agua y también eventuales cambios en el ciclo hidrológico”, comentó el doctor Castillo.
Y agregó que “Nosotros trabajamos con sedimentos marinos, los que son la suma de importancia, ya que en ellos se depositan una serie partículas de distinta naturaleza que nacen en la columna de agua y otras que provienen desde el continente. En este caso como tenemos cobertura de hielo, precipitación y ríos, gran parte del material es arrastrado por los escurrimientos costeros y luego depositado en el fondo, y buscamos identificar esas señales para trabajar, posteriormente con testigos de sedimento marino en escalas temporales mayores – que nos permitan descifrar y entender el comportamiento de estos ecosistemas naturales durante los últimos cientos o miles de años-”.
Señales en el fondo marino
A bordo del crucero de la Armada, el doctor Castillo relata que pasará a ser un operario más en la moderna embarcación, preocupándose de la colecta de muestras en los 13 puntos definidos en la investigación. Las muestras sedimentológicas serán recuperadas con ayuda de dos equipos: el Haps Botton Core y un Gravity Core -equipos cuyo peso es cercano a los 400 kg-.
“Ambos equipos serán operados desde la cubierta del Crucero Cabo de Hornos con ayuda de un brazo hidráulico, el cual permite el levante y posterior lance del equipo por la popa de la embarcación. Cuando los equipos llegan al fondo, estos se entierran por un mecanismo hidráulico (el primer equipo) y por gravedad (el segundo equipo). En el primer caso, se recuperarán muestras de 15 cm x 15 cm x 20 cm de longitud y cuya edad aproximada es cercana a ~200 años. Por otro lado, las muestras obtenidas con el Gravity core pueden tener una mayor edad, que deberá ser determinada mediante el análisis de radioisótopos (14C y 210Pb) “Todas las estaciones de muestreo poseen una profundidad cercana a los 500 m ”, señaló el doctor Castillo.
Sobre el valor de investigar este tema que surgió como una inquietud hace cerca de una década en lo que fue unos de los Congresos Chileno de las Ciencias del Mar, el científico de la UCM, relató que en ese entonces cuando cursaba su doctorado, realizó una estancia en el Laboratorio de Micropaleontología del Instituto de la Patagonia (Punta Arenas), a cargo de la profesora Tatiana Hromic para analizar los foraminíferos bentónicos (protozoos de vida libre que forman una concha) de un testigo de sedimento marino recuperado en Bahía Inglesa (Norte de Chile), inició la colaboración científica con el Dr. Díaz-Ochoa, quien dirige el actual proyecto. “En esta oportunidad las líneas de investigación son muy distintas, por lo que realmente será un trabajo más interdisciplinario. Las personas que trabajamos en sedimentología y geoquímica acuática le denominamos calibración de indicadores”, agregó.
El trabajo que desarrollará este grupo de científicos tiene un fuerte vínculo con la problemática de cambio climático, como lo indicó el Dr. Castillo, “Al trabajar en escalas temporales mayores, estamos implícitamente trabajando en el concepto de cambios climáticos. Entendemos y sabemos que los cambios climáticos son parte de un proceso natural, pero el hombre como especie ha alterado este patrón o señales de variabilidad natural, a partir de la revolución industrial desde 1850”, afirmó.
En la zona del extremos sur de la Patagonia Chilena (desde los 52° de latitud sur), explicó el Dr. Castillo, el nivel de intervención antrópico es bastante escaso, por lo que esta investigación adquiere mayor relevancia, dado que esta información servirá para establecer además una línea de base en la matriz sedimentaria. “Para determinar la edad de estos sedimentos y su composición, los investigadores usarán isótopos como el Plomo 210 (210Pb) e isótopos artificiales como son el Cesio 137 (137Cs) y el Americio 245 (245Am), que por su naturaleza artificial marcan con claridad las señales humanas. “Por ejemplo, aparece con claridad que la mayor concentración de estos radioisotópos a partir del año 1950, cuando se da inicio a la carrera atómica y también es bastante notorio cuando uno marca el desastre de Chernóbil, la señal de 1986. Ahora lo más probable es que podamos detectar la señal isotópica del accidente de Fukushima del 2011. Una vez obtenidas las concentraciones de estos radio-cronómetros, debemos trabajar con modelos matemáticos para estimadas las edades del testigo y “utiliza estos accidentes (Chernobil por ejemplo) como una forma de calibración de las edades”, sostuvo.
Sobre lo que esperan encontrar, el experto comentó que posiblemente se conocerán las “Relaciones en términos de lo que está sucediendo con el recurso hídrico, porque estamos buscando algún elemento que nos permita marcar la señal del cambio en el régimen hidrológico, con elementos mayores tales comoo Aluminio, Titanio o Zirconio, que son de origen continental. En el caso de la columna de agua, trabajamos con Sílice biogénico y un tipo particular de Fósforo, que nos permite detectar cambios en la productiva biológica primaria.. Si bien el trabajo no tiene un componente de establecer los impactos ambientales generados por el hombre, esto marcará la base para establecer futuros impactos de las actividades productivas desarrolladas en la zona costera, dado que, en la actualidad, la zona de estudio es objeto de interés para el desarrollo de la salmonicultura”, expuso.
Imágenes: gentileza Armada de Chile.