Prof. MSc. Dr. Jaime Vásquez Gómez, Investigador del Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Maule (CIEAM) UCM, del Laboratorio de Rendimiento Humano UCM, del Consorcio de Investigación ELHOC (Epidemiology of Lifestyle and Health Outcomes in Chile) y del Grupo de Estudios en Educación, Actividad Física y Salud (GEEAFyS).
El otro día escuché que, ahora en la actualidad, no hay genios. Sentenció una persona.
Y claro que sí. Los genios que conocemos actualmente tienen esa categoría y vigencia gracias a sus postulados los cuales se han mantenido durante el tiempo: al paso de las décadas, de los siglos, y de un milenio inclusive. Estos fundamentos han servido para resolver problemas que nos inquietan en diversos grados, pasando desde el mundo de las “ciencias” hasta los actuales acontecimientos sociales, económicos, políticos, etc.
Probablemente los genios convivieron con otros “genios” en donde sus razonamientos se vieron enfrentados, discutidos, cuestionados, avalados y respaldados, y, a la vez, tuvieron el mismo o menor nivel de impacto en sus círculos académicos u otras áreas afines, comparado a sus contemporáneos. Además, es plausible que los genios hayan tenido un séquito de personas a su alrededor, varios seguidores en su entorno social, a menor escala, pero aún sin trascender hacia otros contextos, ciudades o países vecinos. También, puede que otras conceptualizaciones elaboradas por los demás “genios” de la época hayan tenido mayor implicancia en un área específica del conocimiento, sin embargo, no alcanzaron a ser relevantes por lo que estas corrientes caducaron al poco tiempo.
Recuerdo haber escuchado una o dos veces en mi vida que en cierto país del mundo se había descubierto un niño superdotado, con un cociente intelectual muy elevado, pero ¿Qué será de ese niño en la actualidad? ¿Es un genio? A todo esto, para descubrir a ese niño superdotado se tardaron bastante tiempo, ya que nosotros nos enteramos cuando él ya había ingresado a la universidad con 16 o 17 años y aprobaba todos los ramos con brillantez.
Probablemente ese niño genio, del cual ni siquiera sabemos el nombre, ya terminó sus estudios doctorales, está haciendo investigación, publicando artículos científicos con su equipo de trabajo, etc., y está preparando el camino para categorizarse como genio. Aunque, por el contrario, tal vez no. Quizá a este niño superdotado no le interesó obtener el mayor desempeño de su potencial intelectual, no fue el sentido de su vida, le dio pereza, y se dedicó a su vida familiar, o prefirió otros menesteres de la vida.
Al parecer los genios fallecieron sin saber que tendrían esa categoría excelsa, es más, tampoco vivieron como genios en su día a día, ya que tenían actividades rutinarias como cualquier otra persona. Sería tentador, pero a la vez injusto, nombrar algunos genios de preferencia dejando fuera a otros, o nombrar a genios transversales en vez de genios disciplinares o por área específica. Podría ser cosa de gustos. A propósito, en el mes de junio de 1637, hace 387 años, se publicó el “Discurso del método” escrito por René Descartes. Ya decía el autor que “las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas”.
Los genios del mañana están hoy en etapa de formación. Y en ese mañana lejano quizá usted escuchará al alguien decir que “hoy en día no hay genios”, y tendrá toda la razón.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.