El sexto sentido existe y se llama “interocepción”. El biólogo y doctor en Psicología, Francisco Ceric, explicó en qué consiste este desconocido sistema sensorial, en una charla magistral organizada por la Universidad Católica del Maule.
Los sentidos tradicionales hacen posible el contacto de los seres humanos con el mundo exterior. El olfato, vista, oído, gusto y tacto reciben información y estímulos externos, que permiten a las personas conocer, percibir y reaccionar al entorno.
Pero también existen sentidos cimentados en sensaciones internas, que, si bien han sido estudiados, aun son parte de un debate científico. Uno de ellos se llama “interocepción”.
“La interocepción es un sistema sensorial que tiene que ver con cómo entendemos nuestro cuerpo, que es la base para comprender nuestras emociones y sentimientos. O sea, si entendemos qué es nuestro cuerpo y cómo cambia, podremos entender qué nos está pasando y sentimos”, dijo el biólogo y doctor en Psicología, Francisco Ceric, durante una charla magistral en la Universidad Católica del Maule (UCM).
“Es un mapa que no tenemos tan ordenado; la duda es cómo estas señales internas, que pueden ser o no percibidas, influyen en la percepción del mundo”, añadió.
Según remarcó el también director del Doctorado en Ciencias del Desarrollo y Psicopatología de la Universidad del Desarrollo, la evidencia conecta a la interocepción con el procesamiento insular en el cerebro, responsable en parte de la autoconsciencia y la definición del momento presente.
“La ínsula es una zona específica del cerebro que recibe la información de los cambios que pasan en el cuerpo y que está involucrada con las vísceras, que son las principales reguladoras de los cambios internos de nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando uno está nervioso, aumenta la frecuencia cardíaca, respira más rápido y siente una sensación en las vísceras. Ese cambio a nivel visceral se traduce en un cambio que se registra en la ínsula”, sostuvo.
Investigador influyente
Gracias a sus experimentos con ratas de laboratorio, Ceric alcanzó notoriedad en 2007, tras descubrir, junto a otros investigadores, una región del cerebro relacionada con la adicción a las drogas. El equipo logró eliminar temporalmente el deseo de consumir alucinógenos, por medio de una inyección de anestésico, de acuerdo a un artículo que publicó en ese entonces la revista estadounidense “Science”.
“Es una teoría de que los adictos consumen drogas porque se les pasa un malestar; eso se denomina el aspecto remedial de las drogas. O sea, cuando un sujeto consume pasta base, se siente bien, pero cuando pasa el efecto se siente pésimo y eso se solucionaría con la próxima dosis. Entonces, si existen ciertas zonas del cerebro que pesquisan ese malestar y llevan al sujeto a consumir, podríamos bajar la intensidad del malestar, quizás a través de una técnica o un fármaco en el futuro”, aseveró.
La charla titulada “Bases neurocognitivas de la Interocepción como sustrato de la experiencia emocional”, se enmarcó en la inauguración del año académico del Doctorado en Psicología de la UCM, uno de los diez postgrados del plantel certificados por la CNA. “Nos interesa estrechar lazos colaborativos con programas como el que dirige el doctor Celic, con la Universidad de Talca y por cierto con nuestras redes internacionales, con actividades asociadas a nuestro claustro académico, como una visita que puedo adelantar del doctor italiano Alessio Avenanti a Talca”, anunció el director del programa, Boris Lucero.