Un equipo compuesto principalmente por científicos del Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Maule (CIEAM) viajó hasta el continente helado, para evaluar los cambios de la estructura comunitaria de microorganismos y la producción de polisacáridos que habitan en ambientes hostiles.
¿Qué clase de vida subsiste a las condiciones más extremas de la Antártica? Esta es una de las preguntas que intenta responder un equipo de investigadores, que se trasladó hasta la Isla Decepción para estudiar a los campeones de la supervivencia: los microorganismos que habitan las fumarolas del austral lugar.
“Queremos evaluar el tipo de microorganismos que sobreviven en ambientes extremos, con un especial interés en los polisacáridos, como los carbohidratos complejos que ellos producen para protegerse de las condiciones del ambiente”, explicó la doctora en Botánica, Aparna Banerjee, quien lidera la campaña en la ínsula, un volcán activo que emerge desde el océano con una curiosa forma de herradura.
Se trata del segundo viaje que la misión realiza a la isla, en el marco de un proyecto financiado por el Instituto Antártico Chileno (INACH RT_24-21).
“El año pasado tomamos muestras en ocho puntos calientes o anomalías térmicas. Este año quisimos incluir dos más. Estamos haciendo estudios, para entender cómo los factores del ambiente regulan las comunidades microbianas presentes y los diferentes tipos de polisacáridos que producen, para utilizar estos compuestos naturales como aditivos en industria alimentaria en el futuro. Hasta el momento estos aditivos no se producen nacionalmente, por lo que hay un gran mercado”, afirmó la también integrante del CIEAM, perteneciente a la UCM, y académica de la Universidad Autónoma de Chile.
“Las fumarolas son anomalías térmicas con una alta dinámica y temperaturas que varían harto. Hemos encontrado suelos calientes desde los 40 grados centígrados hasta fumarolas que superan los 100, lo cual además es un reto para la toma de muestras. Esto sumado a la temperatura del ambiente, que pese a no ser tan baja en este momento del año, marcando entre los 0 y 3 grados, y al viento que al intensificarse genera una sensación de frío mucho mayor, haciendo que las condiciones para navegar se vuelvan más difíciles y más complejo el trabajo en terreno”, señaló el doctor en Oceanografía, Alexander Galán, miembro igualmente del CIEAM y parte de la delegación.
¿Vida en Marte?
Por sus características, que incluyen agua y sedimento con pH corrosivos, las fumarolas resultan además atractivas para proyectar con cierta precisión qué podría propiciar vida bacteriana en sitios tan inhóspitos como Marte y el satélite helado de Júpiter.
Ese misterio aborda el tercer integrante del grupo. “Me llevaré parte de las muestras a China, al Laboratorio para las Ciencias Lunares y Planetarias, donde soy responsable del área de astrobiología. El estudio de ambientes poliextremofilicos es muy importante para la microbiología espacial, ya que nos permite entender cuáles son los límites de la vida y obtener información esencial para comprender si sería posible encontrar vida extraterrestre”, destacó el investigador de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Macao en China, André Antunes.
Por su parte, el comandante David Liarte, responsable de Logística en la Base Española Gabriel de Castilla, donde se hospedan los científicos, efectúa asimismo un aporte a la expedición.
“Estamos con mucha lejanía, a trece mil kilómetros de España, en condiciones climatológicas adversas, pero planificamos y nos preparamos para que ellos, al volver de la toma de muestras, puedan guardan, custodiar y medir datos en un módulo científico, con la idea de que puedan llevárselas de la mejor manera posible”, aseveró.
Crédito: Vicerrectoría de Investigación y Postgrado UCM.